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R061 - Ética del trabajo, con Maica Trinidad

Agile

 

Para algunas personas, “cambiar el mundo” es tan solo una expresión ingenua, narcisista incluso, de quien se cree con la imposible capacidad de moldear la realidad a su antojo. Para otras, “cambiar el mundo” es la única opción honesta ante la desigualdad. Un camino tan incómodo, pedregoso y desgastante como inevitable…

Miradas, perspectivas subjetivas, que probablemente convergirán si hacemos un zoom out lo suficientemente amplio, si adquirimos una perspectiva antropológica del cambio. No paramos de escuchar que vivimos en entornos VUCA, o BANI, o el acrónimo que se ponga de moda para describir que, sin tener ni idea de hacia dónde vamos, sí sentimos con claridad el aliento en la nuca de un sistema cruel en demasiadas ocasiones.

En este primer episodio de la nueva temporada de Realworld hablamos de ética del trabajo y Agile en la era post industrial con Maica Trinidad, antropóloga agilista, consultora organizacional especializada en procesos de cambio cultural corporativo hacia enfoques ágiles y Lean.

Maica Trinidad, antropóloga y trabajadora social de formación durante 20 años trabajaste en el sector social desde la intervención directa con colectivos y comunidades en riesgo de exclusión a la investigación social, dedicando gran parte de estos años a la gestión de proyectos y servicios en el ámbito de las ONGs y la administración pública.
Y cuando ya creías que no había esperanza para gestionar proyectos de una forma saludable, apareció Agile en tu camino y lo dejaste todo para aprender y ayudar a otros a aplicar estos nuevos enfoques. De eso hace ya más de diez años, en los que te has dedicado a acompañar a empresas de muy diversa índole en su aplicación de la agilidad. Maica Trinidad. Bienvenida a bordo.

retrato de Maica Trinidad

¿Qué es para ti el mundo real?

Para mí el mundo real no existe. Dentro de la de la sociología y de la antropología, siempre me he sentido afín a la corriente que dicen que la realidad no existe. Y como he tenido ya muchos debates con mucha gente respecto a esto. El resumen corto sería: si existe, no la podemos entender, no la podemos aprehender en su totalidad. Por lo tanto, nuestra visión siempre va a ser parcial, nunca vamos a conseguir tener objetividad. Y a nivel social tampoco me resulta interesante el planteamiento objetivista.Entonces, para mí, el mundo real es algo inaccesible y sólo vemos partes muy pequeñas.

El concepto de intersubjetividad viene a enriquecer esta visión y a decir bueno, cuanto más personas contribuyan a ese análisis social, más completa va a ser la visión. Pero aún así, la realidad es algo que se nos escapa desde un plano humano o a lo que puede ser humano entender. Es mucho más pequeño que lo que la realidad en su conjunto es.

¿Qué está pasando en el mundo del trabajo?

El mundo del trabajo, desde mi punto de vista, está evolucionando. Hemos sido muchísimos siglos cazadores recolectores, luego muchos menos siglos fuimos agricultores. Y a partir de la revolución industrial empezamos a ser trabajadores en las fábricas. Han sido los últimos dos o tres siglos y a mediados finales del siglo 20, nace otra nueva profesión en la humanidad que es la oficina. Ese concepto de que no existía hasta momento. Los trabajadores de cuello blanco, una nueva cultura que era en realidad el trabajo del conocimiento. Y lo que estamos aprendiendo es que las reglas que rigen el mundo del trabajo del conocimiento son diferentes a las que aplicaban en la gestión del trabajo de manufactura. Venimos con modelos heredados de esa era industrial que cuando vamos a gestionar el talento en el mundo del conocimiento no funciona.

Disclaimer importante de todo esto es estamos hablando de una sociedad europea, de unas clases sociales que hemos tenido acceso a la educación. Es decir, nada de lo que hablemos hoy aquí va a ser generalizable a toda la población, en cualquier parte del mundo, ni a todas las clases sociales. Hay que tener una serie de oportunidades para tener acceso a un tipo de trabajo. Yo creo que en esta era del conocimiento, también ha venido el impacto de la tecnología y la industria de la tecnología también ha cambiado muchas cosas. Desde mi punto de vista está habiendo ahí una cultura con sus mitos. Por ejemplo, a mí me interesa mucho el mito del garaje, como se ha construido un mito que recoge ese sueño americano de "cualquiera puede" que también era un sueño que venía del principio de la era del conocimiento, que era el "self made man". No era una self made woman. Tenía, por supuesto, un discurso de género. Pero ese hombre hecho a sí mismo tiene mucho que ver con el chico del garaje.

Hay empresas que no pueden contratar el talento que necesitan porque ese talento no está dispuesto a casarse con ellas.

En el fondo no es más que una reelaboración de ese mito del sueño americano que dice que si te esfuerzas mucho, conseguirás prosperar y ganar mucho dinero. Estamos en una nueva cultura, con todas las trampas que puede tener a nivel de perpetuar el orden social, por supuesto, pero también están emergiendo otras necesidades y otras posibilidades en el mundo del trabajo.

Desde mi punto de vista, están cambiando el modo del trabajo, también empujado por un tema generacional, porque la gente más joven, en determinadas clases sociales en determinados lugares del planeta, no está dispuesta a casarse con el concepto del trabajo que tenían sus padres o sus abuelos. Entonces empiezan a valorar la libertad, empiezan a valorar el que el trabajo te deja un espacio personal para crecer y eso ya está aquí. Eso, o sea, ya estamos viendo que hay empresas que no pueden contratar el talento que necesitan porque ese talento no está dispuesto a casarse con ellos.

Sí creo que está habiendo un germen de cosas nuevas que no habían pasado hasta el siglo 21.

Se produce un pull transformativo

La cultura tiene dos motores de cambio. Uno es las condiciones materiales, o sea la parte más física, más material. Es decir, un cambio se produce porque porque necesitamos adaptarnos para sobrevivir mejor a unas condiciones determinadas. ¿Qué ocurre? Que hay una industria que necesita trabajadores del conocimiento y eso es una realidad física palpable. Yo he dicho que no creía en la realidad, pero sí existen unas dinámicas más materiales. En ese terreno material está habiendo cambios en el modelo productivo. Y necesitamos adaptarnos a ese cambio de modelo productivo.

Ocurren las dos cosas: una industria que necesita trabajadores del conocimiento y una generación que ha desarrollado el concepto de individuo hasta el punto de decir: yo no tengo porque perder mi vida a cambio de un salario.


Esa sería la primera línea de cambio a nivel cultural, la material. Y luego tenemos al mundo de las ideas, que es la otra línea de cambio cultural, que es cuando de pronto surgen nuevas ideas que generan nuevas posibilidades. Por eso el tema de que la realidad sea tan voluble, porque realmente las cosas empiezan a ser posible cuando pensamos que son posibles muchas veces. 

Lo que ocurre son esas dos cosas a la vez. Por un lado tenemos un cambio en las condiciones materiales de existencia en el que tenemos una industria que necesita trabajo del conocimiento y hay todo una forma de producir y de obtener beneficio material. Y por otro lado, hay una generación que, desde mi punto de vista, a nivel ideático viene de la Revolución Francesa y la Declaración de los Derechos Humanos, con el auge del individuo como ser de derechos y libertades que se va desarrollando durante el siglo 20. Y en este momento, por una cuestión generacional las generaciones del siglo 21.

¿Qué ha ocurrido para que a nivel de las ideas tenga un planteamiento diferente? Desde mi punto de vista, ha sido la evolución de ese concepto del individuo que viene de la Revolución Francesa, que coincide justamente al principio de la de la era industrial, y se desarrolla ese concepto del individuo hasta el día de hoy, en el que un chaval joven dice que no va a sacrificar su vida por el mundo del trabajo y que quiere tener una vida relevante, significativa.

Quiere sentir que ha vivido plenamente y que no está dispuesto a trabajar para cualquiera. Esa es una idea que no podemos decir que sea mayoritaria, que no es extensible a todas las clases sociales, ni a todos los países, ni a todas las condiciones socioeconómicas. Pero es un brote que ha nacido y que se está extendiendo. Por lo tanto, lo que nos dice que las condiciones son propicia para que ese ese pensamiento germine, no y se extienda. Creo que ocurren las dos cosas una industria que necesita trabajadores del conocimiento y una generación que ha desarrollado el concepto de individuo hasta el punto de decir yo no tengo porque sacrificarme a nivel laboral, perder mi vida a cambio de un salario.

¿Cuál es rol de la agilidad en todo esto?

Para mí está habiendo un cambio en los modelos de gestión de los que venían de la era de la manufactura, a los que vienen al mundo del conocimiento, porque como decíamos antes, las reglas que aplican al mundo del trabajo del conocimiento son diferentes a la gestión de la manufactura basada en el management, en el control, desde la verticalidad, en la desconfianza. De pronto nos damos cuenta de que si un trabajador del conocimiento le está respirando todo el día en el cogote, ese trabajador no va a darle lo mejor de sí. Tú necesitas que dé lo mejor de sí. ¿Que necesita ese trabajador para dar lo mejor de sí? Necesita autonomía, necesita que confíen en su trabajo, en su capacidad técnica, que le permitan tomar decisiones a su nivel.

Agile viene a recoger de una forma muy prematura en la que no se adivinaba que eso podía estar ocurriendo en el mundo y mucho menos en el mundo de la industria tecnológica. Y de pronto tenía sentido y muy interesante cuando hablábamos de la parte ideal, como se ha extendido Agile, cómo se ha adoptado con esa velocidad, como muchas empresas decidieron que iban a pasar por Agile. Desde mi punto de vista hay una idea y una parte material, y es que estamos dando resultado en la parte material. Un proyecto gestionado con Agile tiene más retorno de inversión que un proyecto gestionado tradicionalmente. Sobre todo si están bien enfocado con Agile. Entonces lo que quieren las empresas es ese resultado. ¿Qué tengo que hacer para dar ese resultado? Muchas veces lo que nos cuesta más, y ahí también yo tengo un análisis muy intergeneracional, es que desde la capa de dirección de las empresas les cuesta comprar la idea.

Y ese es muchas veces el techo que tenemos en la implantación de Agile, porque mi hipótesis es que Agile él pertenece a esta generación del siglo 21, a nivel de ideas, pertenece a a estas nuevas generaciones que vienen que desde el final del siglo 20 y ahora a principios del siglo 21, ese es el choque. Es un choque en el mundo de las ideas, pero el resultado está ahí. Agile no hubiera triunfado si no funcionara realmente, si no obtuvieran mejores resultados.

¿Agile es un cambio revolucionario?

No, Agile no es un cambio revolucionario. Una revolución es cambiar las bases de un sistema. Cambiar la lógica de un sistema. Agile no está planteando, por ejemplo, que ese beneficio mayor que vamos a obtener con una gestión adaptativa de los proyectos, que ese beneficio extra que vamos a obtener se va a redistribuir entre los trabajadores que han contribuido a ello esto. No estamos planteando, no estamos cuestionando eso. Es más, yo te diría que no queremos cuestionar eso, porque si cuestionáramos eso, Agil no habría llegado a donde ha llegado, y porque esa es otra conversación. Y yo no tengo un modelo para eso. No lo tengo claro. Aplaudo la iniciativa que hay en ese sentido, pero creo que no estamos maduro para hablar de eso. Agile propone que vamos a mejorar la eficiencia en la gestión de proyectos para que puedas obtener beneficios, incluso más beneficios de los que estás. De hecho, es una crítica que a mi me han hecho muchas veces amigos míos: ¿vas a hacer que esta multinacional gane más dinero? Sí, pero no estoy haciendo sólo eso. Estoy haciendo algo que para mí es mucho más importante.

Creo que hay un déficit en nuestras sociedades de capacidad de convivencia y vivimos en democracias que deberían madurar

Y es el otro tema, que es el tema de la educación en la convivencia, la educación en valores. Hemos evolucionado hacia una sociedad mucho más individualista. Como decíamos, nos hemos mudado a las ciudades, vivimos en familias más pequeñas, con mucha menos comunidad. No estamos tan insertos en comunidades, no estamos insertos en tantos proyectos colectivos y eso hace que estemos desentrenándonos a nivel de relaciones sociales, a nivel de acometer proyectos con otros. Antes, cuando tú vivías en un pueblo, tenías una linde o tenías un terreno comunitario. Una dehesa que había que gestionar, el Ayuntamiento tenía un cierto peso, pero no tanto como la coordinación de vecinos, la colaboración. Incluso cuando a un vecino se le quemaba la casa, se hacía un domingo de todos ir a construirle o ayudarle a a restaurar la casa.

Había un sentido de pertenencia comunitario. Eso lo hemos perdido, y eso significa que no nos socializamos con tanta diversidad de perfiles. Más con nuestra familia. La Iglesia también ha perdido una parte importante de lo que tenía. La cantidad de personas que acudía a la iglesia y escuchaba hablar de valores. Ese predicamento ahora lo puede tener la televisión, pero ya sabemos que la televisión primero ya no es lo que era y segundo no habla de valores y muchas veces lo que trabaja son antivalores. Creo que hay un déficit en nuestras sociedades de capacidad de convivencia y vivimos en democracias que deberían madurar, en las que deberíamos estar profundizando en la capacidad de entender a los demás, de ponernos de acuerdo con ellos. Entonces, para mí ese ámbito ha quedado en el mundo del trabajo, es uno de los pocos ámbitos donde todavía tenemos que acometer proyectos con otras personas. Tenemos que entendernos y además no son personas que hayamos elegido. Es el que pasaba por ahí y me toca trabajar con él.

Y eso es una gran lección a nivel social. Si somos capaces de aprovechar eso para aprender a entender, a hablar, aceptar al otro, a dejarnos influir por sus ideas, que es realmente lo que está haciendo Agile, forzar el trabajo en equipo, forzar la toma de decisiones colectiva para el bien de todos. Es decir, nos está enseñando a cooperar.

Y para mí eso es como un mini ensayo a nivel social. Mi sueño es si todos aprendemos en el mundo del trabajo a relacionarnos con los demás, este mundo puede ser mejor que saldremos de ahí. Podremos enseñar a nuestros hijos a aceptar ideas diferentes, iremos por la calle y podremos entender lo que le está pasando a otra persona y podremos tener las habilidades porque las hemos entrenado en el mundo del trabajo. Entonces, para mí es una oportunidad de aprender la democracia.

 

¿Va a haber alguna ruptura en algún momento?

Ni idea, pero es muy probable que no. Estamos en una fase de capitalismo avanzado donde la acumulación de capital está siendo cada vez más exponencial. Las fortunas más grandes, van incrementándose.

Estamos en un capitalismo avanzado donde no hay una alternativa, realmente no hay otro sistema que parece que puede ser un brote verde. Y además esos multimillonarios en lo que se están dejando el dinero es en construir bunkers y escapar a otros planetas. Ese es su plan. Mientras nos dejan la deuda de su riqueza a todos los demás, la deuda ecológica, la deuda social.

Es muy loco porque además no sé si saben que no tienen salvación. Si el resto no nos salvamos, ellos tampoco. Se podrán ir a otro planeta a cuatro días, pero que no va a funcionar. O sea que que si algo está claro es que una sociedad son una montón de elementos interconectados, de personas interconectadas. Como decía Bertolt Brecht, o todos o ninguno, todo o nada. Uno solo no puede salvarse. Es que esto es así. Es verdad que esas grandes multinacionales que amasan tantísima fortunas tienen mucha dificultad para implementar un enfoque como Agile. O sea, es muy complicado que sus empresas realmente usen algo como Agile o como Lean. Porque la cultura de esa empresa llega un momento muy pronto en el que tienen un techo, que es la política, porque además esos planteamientos están llenos de política. Eso, eso que hablamos de estoy aquí arriba buscando como escaparme a Marte o a Marte, no, porque no se puede, pero a o cómo construir un búnker?

Eso está en un contexto que humanamente está rodeado de política y todo lo que rodean a ese señor, que suele ser un señor, todo eso es política. Entonces esas organizaciones tan políticas son muy complejas para que funcione algo como allá, y no es, pero enseguida es devorado, no? Cualquier iniciativa que tiende a la horizontalidad, a delegar la toma de decisiones.

Pero hacia dónde va este sistema económico, no tengo ni la más remota idea.

Infantilización de Agile

Pasan un par de cosas. La primera es que se están usando herramientas que son de otro contexto, yo he trabajado mucho con esas herramientas cuando trabajaba con adolescentes, con niños. Ese es su lenguaje y es estupendo trabajar así. Pero estamos en un contexto de adultos y en un contexto laboral. Para el 99% de la humanidad no es un sitio donde van a ir a divertirse. Entonces ese salto es lo que nos hace sentir muy extraños.

Si vas a hacer algo que intente cambiar el sistema, el sistema lo va a devorar.

Luego pasa otra cosa. De técnicas de dinamización grupal puede hablar cualquiera y cualquiera puede hacer un juego. Entonces creo que falta cierto rigor para estudiar. O sea, me parece genial que lo hagas. Estudiantes, fórmate bien y tienes que saber lo que estás haciendo y que riesgo conlleva, porque conlleva riesgos para las personas que podemos hacer daño a persona concreta. Y luego, ya en un plano más filosófico, como un amigo mío, que está gamificandolo todo, que piensa que la vida es muy aburrida. A mí no me hace falta hacer juego para que nos lo pasamos bien. 

La parte para mí más relevante a nivel antropológico de esta que se me parece al momento que estudiamos en sociología, cuando cuando el Corte Inglés puso un escaparate con moda punk, y a partir de ahí se cargó el movimiento punk. A mi me enseñaron en un trabajo social muy pronto.

Si vas a hacer algo que intente cambiar el sistema, el sistema lo va a devorar.

Y tiene lógica que que el sistema intente devorar, devorar Agile y quitarle el sentido más reformista que pueda tener. Y no digo revolucionario porque ya sabemos que no es revolucionario, pero sí reformista. Entonces vamos a quitarle todo aquello que no nos gusta tanto desde donde estamos hoy y la infantilización me parecen la forma más eficaz de vaciar de sentido Agile.

Si tú crees que el trabajo con grupos y con actividades de este tipo es lo tuyo, genial. Lo único que digo es fórmate, estudia. También nos hemos ido mucho por el lado del coaching. Gente que no ha tenido horas de vuelo en ayudar a otras personas. Y cuando he tenido la suerte de que me pregunten le he dicho vete a hacer voluntariado, vete a hacer voluntariado con personas. Y empieza a afrontar el coaching desde una relación de ayuda sencilla en la que se espera poco de ti. Tú no puedes pagarte una formación en coaching y empezar a cobrarle a alguien desde el día siguiente porque tú no tienes recorrido todavía como coach.

Eso encaja con nuestra cultura de fast food

Yo creo que somos muchas cosas y somos eso y somos lo contrario. Depende en quién te fijes. Estamos hablando de una tendencia, pero tendencias hay diferentes. Y también hay la tendencia dentro de este mundo de Agile, por ejemplo, de pensar en cómo esto puede impactar en un cambio social mayor, habiendo también aproximaciones a la responsabilidad de con mi ecosistema, con mi sociedad, con mi medio ambiente también ecológico, incluso con las relaciones laborales. Hay gente dentro de la Agilidad que se está planteando cómo podemos mejorar las relaciones laborales desde un plano contractual, desde muchos sitios. Tengo mucha esperanza en que en realidad hemos pasado una fase de Agile, te conozco a ti de cuando éramos tres gatos y hoy es mainstream. Obviamente cuando algo se convierte en mainstream, ¿qué ocurre? Pues se vacía de sentido, al extenderlo. Hay mucha de esta extensión que es muy vacua, pero también madura.

Los que tienen la capacidad de cambiar las cosas, somos los consumidores

Y también hay gente que está preocupada porque esto tenga un impacto social mayor. Yo creo mucho en eso. Y desde luego hemos tenido años para practicar y hay gente muy buena en esto. Entonces está esa tendencia, hay que evidenciar ese peligro, yo creo que está bien y espacios como este en el que ojalá podamos influir en que la gente se cuestione, pero también hay mucho brote verde y mucha gente haciendo las cosas muy bien y con mucha seriedad.

Está el mundo de las ideas, y ahí hay ideas nuevas como ésta que estamos diciendo, que las empresas deberían ser otra cosa para la sociedad, pero luego está el mundo de lo material y creo que hay quien va a cambiar las cosas son los consumidores; los que tienen la capacidad de cambiar las cosas, somos los consumidores. Es la decisión de en qué te gastas tu dinero, dentro de las cosas que tú puedes elegir. Ojalá pudiéramos elegir energía, tener muchas más opciones a nivel energético o a nivel de tener información de dónde viene la comida que comemos al detalle que no la tenemos, pero el consumidor es el que va a cambiar. Porque está en el plano material, es el que puede manejar el plano material.

 

Sostenibilidad vs Convenience

Sobre todo porque los beneficios tienen como base lo que decíamos antes, una deuda para el resto. Es decir, a nivel medioambiental, por ejemplo, estamos hablando de tecnología y se habla muy poco del coste ecológico de la tecnología. Yo por lo menos estoy preocupada desde hace muchos años. Es decir, es un tema que en algún momento tendremos que mirar a la cara porque el coste existe. Pero el beneficio para determinadas empresas. Y luego pasa otra cosa, también a nivel de Estado, que es el gobierno de la Red, de Internet. Es decir, es un territorio sin Estado y que hay que gobernarlo también. Igual que el espacio. Es decir, el espacio es algo que habrá que gobernar de alguna manera. Tenemos grandes retos a nivel de gestión para el futuro y yo no sé si te pasó en la pandemia, pero yo decía que "nos llamen para gestionar esto, que somos agilistas", sabemos de gestión.

Estamos aprendiendo mucho de gestión. Pero lo que no tiene sentido es claro. Hay muchísimos intereses, no? Quién le pone el cascabel al gato? Pues lo que no tenemos es muy difícil. Y y la política está como está. Yo creo que antes de que me muera algo habrá cambiado, algo estará saliendo por algún sitio, algún tipo de iniciativa, de esperanza, de modelo, de proto modelo, Porque sí, creo que está cambiando, lo que pasa que todavía nos queda.

¿De dónde nace esa pasión por cambiar el mundo del trabajo?

Siempre he tenido mucha vocación social, trabajo en ONGs sobre todo, pero hubo un momento en el que me tiré a la gestión muy pronto. Me metí a dirigir una comunidad terapéutica de drogodependencia con más miedo que vergüenza. Y hubo un proyecto muy interesante, un proyecto europeo con personas sin hogar. Éramos cuatro países, seis organizaciones que se intentaban poner de acuerdo para llevar este proyecto adelante y a nivel de gestión era tremendo. Mi equipo estaba muy bien porque yo hacía un papel que era básicamente sostener toda la presión que venía de arriba para que mi equipo estuviera muy bien y mi equipo era genial y nos llevábamos súper bien y éramos súper productivos y estábamos haciendo cosas muy chulas y muy innovadoras.

No hay dinero en el mundo que pague una vida.

Y un día me detectaron una enfermedad bastante grave con 34 años. Y entonces todo paró. Me operaron, tuve una baja y yo sentía que había sido ese ejercicio de contener el estrés, de sujetarlo todo para que no bajara a mi equipo y que pudiéramos hacer algo que tuviera sentido. Entonces empecé a buscar, sabía que no quería volver a esa vida de vivír fuera de Madrid, iba a Madrid todos los días, trabajaba con mucha presión, volvía de noche a casa, al día siguiente igual... Sabía que no. Entonces estaba buscando y recuerdo que pasaba por Castellana y veía las consultoras esta grande y yo sin tener ni idea, decía quiero trabajar en consultoría y no sé cómo lo voy a hacer, pero yo quiero trabajar en consultoría, en gestión de proyectos pero en lo privado.

Hasta que un día Agile se cruzó en mi camino esto es lo que yo ahora quiero dedicar mi esfuerzo, porque creo que es el cambio que tiene sentido, el cambio que permite a las personas tener un trabajo a escala humana. es que no trabajamos a escala humana. Cuando trabajas 10, 12 horas al día, son unas condiciones deplorables, con lesiones de por vida, con gente que se que se mata trabajando literalmente, que se muere trabajando por accidente o por agotamiento. Creo que hay que cambiar eso. No puede ser que acabemos en el hospital por trabajar.

No hay dinero en el mundo que pague una vida. Entonces pues esa es mi causa, es decir, tiene que haber otra forma de trabajar y tiene que ser mejor para el sistema también. Es decir, que también te va como empresario, también te va a reportar más beneficios que tenerme aquí con la lengua fuera, ¿no?

04 Apr. 2023

Carlos Iglesias

CEO en Runroom | Director Académico en Esade | Co-founder en Stooa | Podcaster en Realworld

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